viernes, 24 de mayo de 2013

Ruptura

Broken Skin, de Thomas Lieser 

Fue culpa mía, lo reconozco. 

Te golpeé muy duro aquella vez. Ni yo misma lo esperaba. En un segundo te vi aplastada contra la puerta. Me dolió más que a ti. Te prometí que nunca más volvería a pasar, que sería cuidadosa. 

Creía que no había sido tan grave, que mis perdones serían suficientes, que te ibas a recuperar de esa. Tapé el incidente como pude, pero ninguna tirita, ningún cuidado, fue suficiente. No quise verlo, pero por dentro no eras la misma. Estabas podrida, deshecha, harta de estar ligada a mí. 

No advertí tus cambios, tu sequedad constante. Tampoco tus llamadas de atención, cuando te clavabas a mí, insistente, con cada paso erróneo que yo daba.

Entonces te fuiste desprendiendo, poco a poco, sin que me diera cuenta, sin dolor.

La otra mañana fue definitiva. Te desvinculaste completamente de mí. Ya no nos unía ni siquiera la leve, sutil y siempre apropiada frontera de la piel.

Pero volverás. Volverás a crecer, uña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario