A ellos les unió Noam Chomsky, el chocolate y la menta.
Pero también largas charlas bajo los árboles, amparados de ese calor asqueroso,
el que reseca la nariz a quienes son de mar.
Desde luego, fue el mejor amante que había tenido hasta entonces.
Y no necesitó muchos encuentros para forjar esa opinión.
Se acabó el calor. Llegó la rutina de dos ciudades divididas por dos trenes.
Las decisiones y oportunidades hicieron su papel.
Nunca más se encontrarían sus pieles.
Él dice a veces que recuerda su cuerpo... Pero, aún sabiéndolo sincero, ella nunca se creyó del todo que pudiera hacer cuentas de sus maltrechas formas.
Ella todavía tiembla cuando recuerda ese cuartito.
Porque hay hombres que tiene el poder de subir por la espalda y erizar la piel con solo ser nombrados.
2 comentarios:
Nunca es tarde si es amor de verdad lo que te erizaba la piel.tu vida es tod un poema.
Devoradora16, aunque pueda parecerlo, los escritos no tienen porqué ser autobiográficos. Son cachitos de historias que una recopila por allá y por acá. Cualquiera que se vea reflejado puede ser el protagonista del poema. Y espero que encuentre de nuevo alguien que le erice la piel...
¡Muchas gracias por devorar!
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